Creo que como padres todos buscamos lo mejor para nuestros hijos y en una sociedad como la actual ese “mejor” pasa por unos buenos resultados académicos. Que al niño le vaya bien en la escuela es uno de los mayores quebraderos de cabeza de los padres. Sufrimos si vemos que a nuestro hijo le cuestan las matemáticas o si la profesora no para de mandar notas sobre lo poco que atiende en clase o los puntos débiles de su aprendizaje sobre los que hay que “seguir trabajando” en casa.
Lo cierto es que el aprendizaje básico que va a permitir el acceso a todos los demás y que va a influir de manera decisiva en el rendimiento académico de nuestro pequeño es la lectura y la escritura. Si el pequeño se atasca en este primer paso, los años de colegio pueden convertirse en un suplicio. Sobre todo si al intervenir sobre ello lo que conseguimos es sobrecargar al niño y generar en él cierto rechazo a todo lo escolar.
Para evitar este “sufrimiento” es adecuado tener en cuenta varios factores. Para empezar, la edad del aprendizaje de la lectura. Lo más adecuado es que cada niño aprendiera a leer cuando estuviera preparado para ello. Existen test que valoran si el niño ha alcanzado o no los requisitos básicos para iniciar dicho aprendizaje. Pero la realidad es que prácticamente ningún sistema educativo sigue este proceso. Normalmente lo que se intenta es que en determinado curso los niños aprendan la mecánica de la lectura ¡todos a la vez! Hace algunos años, este aprendizaje se iniciaba en primaria pero actualmente se ha adelantado a los últimos cursos de infantil y el hecho de llegar a los 6 años sin saber leer se considera casi signo de fracaso. Sin embargo, a nivel de desarrollo neurológico el niño ha de haber alcanzado cierta maduración para poder discriminar fonéticamente entre sonidos similares. Al mismo tiempo, su lateralidad (si el niño es diestro o zurdo) debe estar bien definida para poder distinguir entre grafías tan parecidas como la “b” o la “d” y todo esto sucede, por norma general, no antes de los 5 ó 6 años.
Es cierto que hay niños que antes de esta edad muestran un interés especial y son capaces de leer casi por sí solos. También se puede alcanzar el objetivo a través de programas de estimulación precoz pero no debemos olvidar que lo fundamental para nuestros pequeños no es que aprendan a leer cuanto antes, si no que cultiven el gusto por la lectura y entiendan la importancia de este aprendizaje fundamental que les abre el camino a un mundo lleno de cosas por aprender y descubrir.