La alimentación complementaria dirigida por el bebé o baby-led weaning en inglés, hace referencia a la alimentación autorregulada por el niño. Aunque lo principal en su alimentación sigue siendo el pecho o el biberón en su defecto, el bebé decide qué y cuánto come de entre los alimentos sólidos que le ponemos a su alcance, siempre dentro de unos parámetros adaptados a su edad y etapa del desarrollo. El bebé aprende progresivamente a autorregularse en función de sus necesidades, su desarrollo marca el ritmo tanto para llevarse la comida a la boca como para digerirla.
Aunque no parece que con esto se haya inventado nada nuevo (las papillas tal y como las conocemos hoy se empezaron a introducir a partir de los años 20), todavía hay resistencias por parte de los profesionales aun cuando la OMS entre otros organismos como la Asociación Española de Pediatría (AEPED) se refiera al BLW como una manera segura de introducir sólidos en la alimentación.
Para que funcione, el proceso debe comenzar después de 6 meses de lactancia exclusiva, el bebé debe haber perdido el reflejo de extrusión, ser capaz de mantenerse erguido sentado (nunca debe comer tumbado o inclinado) y mostrar interés por la comida. Durante la lactancia, el bebé ejercita los mismos músculos que utilizará para comer, la succión es un entrenamiento para la masticación.
La posibilidad del bebe de atragantarse es el miedo más frecuente que aparece en los papás cuando se empiezan a introducir los alimentos sólidos, las posibilidades de que el niño resuelva un atragantamiento sin ayuda aumentan cuanta más experiencia tenga en manejar trozos en su boca. Eso sí, siempre debemos ofrecerles alimentos adecuados a su edad y nunca dejarles sin vigilancia mientras comen. También es importante tener en cuenta que lo básico en su dieta sigue siendo la leche y que los primeros meses (hasta aproximadamente el año) tienen una función más de experimentación y aproximación que de alimentación en si mismos.
Este método tiene sus ventajas y sus inconvenientes (como todo lo relacionado con la crianza), características que puede que no apliquen en algunas casas o ritmos de vida de los papás, no es mejor ni peor que otros. Lo bueno siempre será aquello con lo que los papás se sientan seguros, siguiendo la propia intuición y el sentido común. El BLW desarrolla la autonomía, la motivación y la curiosidad por comer. El bebé tocará, aplastará y tirará la comida, y a la vez se relacionará con los alimentos y experimentará sensaciones y texturas divertidas y diferentes.