El acoso escolar es una problemática que afecta a alumnos de todas las edades e impacta significativamente en su bienestar emocional, físico y social. Puede darse tanto dentro de las instalaciones escolares, como en actividades extracurriculares o en el entorno digital (ciberacoso).
Por ello, es muy importante diferenciar el acoso de las agresiones esporádicas o de otras manifestaciones violentas. Para poder considerar un comportamiento como acoso escolar deben cumplirse tres criterios de manera simultánea:
- Intención de hacer daño.
- La repetición de las conductas agresivas.
- La duración en el tiempo, con el establecimiento de un esquema de abuso de poder desequilibrado entre víctima y agresores.
¿Qué hacemos cuando tenemos conocimiento de una posible situación de acoso escolar?
Ante la sospecha de acoso, es vital actuar de manera informada y decidida. El primer paso será comunicar la situación a un profesor/a, al tutor o a un miembro del equipo directivo. En este punto, es importante acompañar y apoyar al niño, abordando el miedo a las posibles represalias y dándole seguridad.
El procedimiento en los colegios frente a una sospecha de acoso se inicia con la formación de un Equipo de Valoración (el Director, el Orientador y un profesor). Esta evaluación preliminar busca identificar indicios de acoso sin generar alarmismo, permitiendo tomar medidas preventivas y de protección al menor. Es muy importante aclarar que en este primer momento, se trata únicamente de una sospecha.
¿Cuál es el procedimiento que se sigue en el colegio ante una sospecha de acoso escolar?
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Valoración inicial de la situación.
El objetivo de esta fase es “tantear la posible situación de acoso” para evitar actitudes alarmistas. Si de la valoración inicial anterior se deduce que existen indicios de acoso, la Dirección del centro informará al Servicio de Inspección y a la Unidad de Convivencia.
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Verificación de la situación.
En el plazo más breve posible de tiempo se analizarán y contrastarán las informaciones para establecer qué indicios existen y el tipo y la gravedad de los mismos.
Para ello, se observarán las zonas de riesgo y se recogerán datos sobre el funcionamiento de los alumnos implicados en el centro, las características de su interacción, las dinámicas de juego, etc.
Además, un integrante del Equipo de Valoración realizará una investigación de la situación mediante el procedimiento siguiente:
a) Entrevista con el alumno presuntamente acosado.
b) Entrevista con miembros de la comunidad educativa que pueden conocer los hechos pero no participan activamente en los mismos.
c) Entrevista con los padres o representantes de la presunta víctima. Se les informará de los hechos que se investigan, de las medidas adoptadas, de los pasos a seguir en la gestión del conflicto y se solicitará su colaboración para la solución del mismo.
d) Entrevista con el presunto agresor o agresores.
e) Entrevista con los padres o representantes del presunto o presuntos agresores. Se les informará de las acusaciones existentes, de las evidencias recogidas, de las actuaciones legales que competen al centro educativo si se confirmara la existencia de acoso, de los pasos a seguir en la gestión del conflicto y se solicitará su colaboración para la solución del mismo.
f) Informe sobre la presunta situación de acoso escolar.
Para cerrar el proceso, el Director será el encargado de emitir un informe de la situación denunciada y de las actuaciones realizadas que dirigirá al Servicio de Inspección.
Finalmente, para poder prevenir y abordar el acoso escolar, la comunicación efectiva entre niños, padres y educadores es fundamental. Enseñar a los niños sobre empatía, respeto y cómo actuar ante situaciones de acoso son pasos clave hacia una solución. Crear un ambiente escolar seguro y acogedor requiere el esfuerzo conjunto de toda la comunidad educativa.
Por Paula Martínez Redondo.