La Navidad es una fecha ansiada para muchos, sobre todo para los más peques ya que Papá Noel y los Reyes Magos vienen a nuestras casas y colman a nuestros hijos de regalos, en ocasiones, en exceso.
La imagen del árbol lleno de regalos fantasea en la cabeza de los niños las semanas previas a la Navidad: comienzan a hojear revistas de juguetes, escogen lo que ven en la tele y hacen listas en la tablet de mamá y papá. Estas listas pueden llegar a ser infinitas y las peticiones de nuestros hijos desorbitadas e impulsivas. Los padres volvemos cada año a hacernos la misma pregunta, ¿qué le regalo a mi hijo y cuántos regalos debería hacerle?
Los profesionales de la psicología infantil estamos de acuerdo en una cosa: hay que regalar con criterio juguetes adaptados a su edad y preferiblemente pocos, más regalos no siempre es mejor.
La mañana de Papá Noel/ Reyes los niños se levantan emocionados y corren a mirar qué les habrán dejado bajo el árbol. Comienzan a buscar entre los paquetes cuál tiene su nombre y empiezan a desenvolver el primero, el segundo, el tercero… y así sucesivamente. Algunos profesionales determinan que 3 ó 4 regalos entre Papá Noel y Reyes sería una buena cantidad. Este número puede ser complicado si tenemos en cuenta que abuelos, tíos y demás familia suelen tener detalles en estas fechas. Por lo que si no es posible atenernos a esta cantidad podemos plantear la idea de guardarlos para darlos poco a poco conforme el niño vaya consiguiendo cosas o dárselos y plantearle quizá compartirlo con otro niño.
Cuando un niño recibe muchos juguetes no tiene tiempo para poder escoger con cuál jugar, ni para experimentar con él y disfrutarlo. Realmente coge uno tras otro, abre el paquete con emoción, juega un poco con él y pasa al siguiente. No se ha entretenido en explorar el juguete y disfrutar. Pierde la emoción y la ilusión puesto que recibir todo lo que ha pedido es algo normal para él. Cuando le damos a un niño todo lo que espera lo convertimos en un niño insatisfecho que siempre querrá más, nunca será suficiente y no tendrá que hacer esfuerzos para conseguirlo, un valor que integrará en otros ámbitos de su vida adulta.
Al igual que en otros aspectos de la crianza lo importante reside en los límites. Como adultos debemos enseñarles el valor de las cosas, evitando el consumismo excesivo y aprendiendo a escoger qué desean y cuáles son sus preferencias. Una actividad para trabajar los límites es aprovechar estos días previos para escribir la carta con ellos. Al escribir la carta podemos plantearle el número de juguetes que puede pedir y ayudando a ponerlos en orden de prioridades. Podemos hacerlo también con el catálogo de juguetes o con las peticiones que van haciendo espontáneamente, quizá proponer otra alternativa explicándole porqué y darle la oportunidad de reflexionar si lo necesita o si sería mejor descartarlo. Es recomendable que los padres pregunten a sus hijos qué regalo es el que más ilusión les hace, así se les ayuda a cuestionarse y seleccionarlos.
Cuando les damos a los niños la oportunidad de reflexionar y de plantearse cuántos regalos pueden pedir nos sorprenderemos de su capacidad para hacerlo y aceptar los límites.
Con este proceso fomentamos los valores de saber esperar, escoger, tolerar la frustración de no recibir lo deseado e ilusionarse por lo recibido. Recibir regalos en estas fechas sirve como una herramienta pedagógica que hay que aprovechar.
Por: Ángela Rodríguez.