Muchos padres se preguntan cómo gestionar las nuevas tecnologías con sus hijos. Hasta ahora los expertos han señalado sus desventajas: que favorece el aislamiento, el sedentarismo, aumenta la baja tolerancia a la frustración (ya que se obtienen resultados inmediatos con un solo click) o el riesgo de ser acosados, maltratado o vejados por adultos que se hacen pasar por niños en los chats.
Sin embargo, también son incuestionables las ventajas. Las enciclopedias ya no son necesarias en casa. Toda la información se obtiene y se lee a través de internet. Los niños pueden participar en multitud de juegos educativos gracias al ordenador, aprender idiomas, trabajar habilidades como la atención, la concentración, la precisión, etc.
Parece claro que más que negar el acceso a los niños al ordenador, lo que debemos hacer es regular y supervisar su uso.
¿Y cómo gestionar el uso del ordenador para los niños?
La mejor opción es colocar el ordenador en un sitio visible, donde no haya demasiada privacidad. Un lugar de paso para todos los habitantes de una casa. En la mayoría de los hogares, un sitio así podría ser el salón o la cocina, si tiene una mesa.
Colocar el ordenador con la pantalla orientada de tal manera que sea visible al pasar. Así es fácil para los padres controlar el tiempo que los niños dedican al ordenador, son más o menos conscientes de a qué se dedican cuando están usándolo. Sólo con pasar por delante podemos ver si están jugando, leyendo o metiéndose en redes sociales.
Esta disposición también facilita la interacción ente padres e hijos ante el ordenador. Colocar el aparato en su habitación entorpece la comunicación, fomenta el aislamiento y hace difícil a los padres poder conocer a qué dedican el tiempo sus hijos cuando están frente al ordenador.
Y, como cualquier otra actividad que puedan realizar en casa, siempre se pueden poner normas para su uso: momentos del día en los que se puede usar o no, reparto entre los diferentes miembros de la familia, tiempo que se le dedica cada vez que se enciende, etc.
No debemos olvidar que el ordenador no es más que un medio que nos ayuda y nos facilita la consecución de unos fines pero debemos evitar la dependencia absoluta como único medio para hacer los deberes, leer o aprender.