Según un estudio de la Universidad de Columbia y el Instituto de Psiquiatría de la Ciudad de Nueva York (*), la remisión de la depresión en las madres mejora la sintomatología psiquiátrica y conductual de sus hijos en edad escolar. Según parece los hijos de mamás depresivas que presentan problemas psiquiátricos (como puede ser una depresión infantil) o trastornos de conducta (mal comportamiento, oposicionismo, etc.) mejoran al mejorar los síntomas depresivos de su madre. Tener una figura de apego primaria que presente depresión, ansiedad, abuso de sustancias o esté traumatizada puede desencadenar problemas en los niños.
En el estudio participaron 80 madres con trastorno depresivo que fueron tratadas farmacológicamente, con psicoterapia o con un tratamiento que combinaba ambos, según las necesidades. De ellas, 36 presentaron una remisión temprana (en los primeros 3 meses de tratamiento), 12 una remisión tardía (entre 3 y 12 meses después de iniciado el tratamiento) y el resto no mostró síntomas de remisión pasado este tiempo.
El estudio investigaba también las conductas de los hijos de las madres. Los investigadores encontraron una mejoría de la sintomatología que presentaban los hijos únicamente en los casos en los que se había presentado remisión, fuera ésta temprana o tardía. Los hijos de madres con una remisión temprana además mejoraron su funcionamiento psicosocial. Es decir, no sólo desaparecieron síntomas negativos sino que además, se desencadenaron consecuencias positivas.
En cambio, el peor resultado fue el desprendido de aquellos hijos de madres que no mostraron remisión alguna con el tratamiento. Los resultados evidenciaron un empeoramiento pero únicamente de los problemas conductuales externalizantes (tales como conductas disruptivas o hiperactividad) que son los que normalmente resultan más molestos para sus cuidadores.
La depresión masculina, menos estudiada, también tiene su impacto en los niños. Los papás pueden sufrir también de depresión postparto y, al igual que las madres, este cuadro tiene una mayor probabilidad de aparecer durante el primer año tras el nacimiento del pequeño.
Según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Michigan (**) en el que se observó el impacto sobre los hijos a través de las conductas parentales, los padres depresivos son más propensos a dar unos azotes y leen con menor frecuencia a sus hijos que aquellos padres que no están deprimidos. La depresión paterna ha sido asociada a una menor sensibilidad y calidez en las relaciones del padre con su hijo y a un incremento en la hostilidad, el conflicto o el rechazo. Las pobres prácticas parentales de los padres depresivos se asocian a una menor función psicosocial de los hijos.
Así pues, según las conclusiones de este estudio, la depresión paterna puede causar un impacto adverso en la salud y el desarrollo de los niños así como en la formación de la relación padre-hijo de una forma temprana en la vida de los niños.
* American Journal of Psychiatry. Published online March 15, 2011.
** Pediatrics. Published online March 14, 2011.