¿Sabías que la memoria corporal es el recuerdo que queda en casos de estrés postraumático?

Seguro que alguna vez os ha pasado descubrir un moratón en la pierna, no saber de qué puede ser y, al daros otra vez un golpe en el mismo lugar, os viene a la mente el recuerdo de cuándo os lo hicisteis por primera vez.

O no recordáis exactamente cómo se hace algo (por ejemplo, enrollar una tienda de campaña) y, al hacerlo, vuestro cuerpo solo os va indicando cuál es el siguiente movimiento.

Esa es la memoria corporal. Aquella que no necesariamente va unida a la palabra: son recuerdos que no podemos explicar o detallar. Y tampoco necesariamente va unida a la consciencia: ni siquiera sabemos que lo sabemos.

Esta memoria es la única que persiste en determinadas situaciones como son los sucesos traumáticos. Cuando nuestro cuerpo y nuestra mente se expone a determinados acontecimientos que desbordan nuestra capacidad de comprensión y de sentir, generalmente los recuerdos son eliminados.

Puede parecer que el hecho de no recordar conscientemente algo signifique que lo hemos olvidado y que ni siquiera generamos un recuerdo pero lo cierto es que todas las experiencias quedan grabadas y el cuerpo, por sí solo, tiene capacidad de memoria.

En trastornos de estrés postraumático con niños que han sido expuestos a una catástrofe natural, esto sucede. Pero no solo en estos casos. También en aquellos casos donde ha habido algún tipo de maltrato físico o abuso sexual.

Los recuerdos de la memoria corporal quedan muchas veces también patentes en niños que han sido adoptados. No recuerdan nada o dicen no recordar nada de su experiencia previa al momento de la adopción. Pero un gesto de una mano en alto, un olor, una iluminación, un sonido o un contacto físico determinado pueden abrir la «caja de pandora» de los recuerdos inconscientes.

Es el conocido fenómeno de la magdalena de Marcel Proust pero, en esta ocasión, llevando consigo unido un recuerdo generalmente traumático asociado a mucho malestar emocional.

Así queda patente cómo sensación y recuerdo están intimamente relacionados y cómo nuestro cuerpo registra absolutamente todo lo que sucede a nuestro alrededor, especialmente aquello que puede resultar más dañino para nuestro organismo.

 

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