A muchos padres les preocupa cómo gestionar el tema de los celos con sus hijos. Incluso a aquellos que solo tienen un hijo, el tema de los celos es algo que se plantean a la hora de pensar en un segundo hijo.
Pues bien, los celos no es algo exclusivo de los hermanos.
Tener un solo hijo no le evitará a nuestro niño pasar en algún momento por el mal trago de los celos.
De hecho, es muy frecuente que aparezcan celos en las relaciones con los primos, sobrinos o similar si entre ellos hay pocos años de diferencia. E incluso en aquellos niños sin hermanos que no tengan primitos de edades parecidas, los celos pueden aparecer en la relación con otros niños de la clase.
¿Qué son los celos?
Los celos son la manifestación de una emoción compleja en la que el niño siente temor a la pérdida de una relación interpersonal importante. Dado que los niños vienen tan desvalidos al mundo, necesitan de otro para su supervivencia y es por ello que las relaciones afectivas o el vínculo de apego que asegura su crecimiento se convierte en algo crucial.
Este vínculo de apego es el que se resiente cuando aparece otra persona (adulto o niño) que compite por el afecto de la figura de referencia. La situación más habitual en la que podemos observar los celos es cuando se produce la llegada de un nuevo hermanito. Pero no solo aquí, también es frecuente ante las nuevas parejas de papás divorciados o viduos.
¿Qué se puede aprender de los celos?
Experimentar celos, a pesar de no ser una experiencia agradable, es una ocasión fantástica para aprender a gestionar las emociones desagradables. Y es que tanto padres como niños pueden aprender mucho de ellos.
La mejor arma con la que podemos revestir a nuestros niños es un vínculo afectivo seguro. Es decir, que el niño tenga la seguridad de que a pesar de la llegada de una nueva persona a nuestra vida, vamos a seguir queriéndole, dedicándole tiempo y cuidando de él. Evidentemente el tiempo total de horas dedicadas a nuestro niño, probablemente disminuirá pero no así la calidad.
Una manera muy eficaz de ayudarle a superar los celos es teniendo en cuenta la «antiguedad» de nuestra relación con él. Es decir, si ha llegado un nuevo hermanito, él siempre será el mayor y tendrá ciertos privilegios (a la hora de escoger la comida, de pasar el primero, de vestir o lo que se nos ocurra). Estos privilegios, por supuesto, no suponen que él pueda abusar de su superioridad física.
Y, por último, en el momento en que los celos entran en escena, es importante trabajar por una autoestima positiva. No demonizar sus reacciones de celos. Darle a entender que entendemos por lo que pasa pero eso no significa que podamos volver a atrás o hacer las cosas de manera diferente. Simplemente debemos estar más pendientes de enseñarle cómo puede hacer las cosas a partir de ahora que de castigar su comportamiento.